Beatriz Sánchez Antón

10:04 Red de Bibliotecas Municipales de León 1 Comentarios

Nace en León en 1970. Es licenciada y D.E.A. en Filología Hispánica por la Universidad de León. En la actualidad, está realizando la tesis doctoral sobre el poder creador de la palabra. Es profesora de Secundaria: imparte las asignaturas de Literatura Universal y de Lengua Castellana y Literatura en el colegio Nuesta Madre del Buen Consejo, PP. Agustinos de León. Ha publicado sus poemas en revistas de poesía y antologías literarias.

- ¿Cómo descubres tu vocación?

La vocación por las letras suele ser temprana. Un día, siendo todavía muy pequeña, te das cuenta de que no sólo no te molestan los trabajos de redacción que te encargan tus maestros, sino que te proporcionan una sensación que eres incapaz de definir; otro día, te sorprendes a ti misma escribiendo un poema que nadie te ha mandado realizar; y, al cabo de unos años, tienes que levantarte de la cama en plena noche para dejar por escrito unos versos que se te acaban de ocurrir y no quieres olvidar. Es un proceso casi imperceptible, pero inexorable.

-¿Se nace lector o se aprende a leer?

Si bien es verdad que puede existir una tendencia natural hacia las letras, el deporte, los números, etcétera, la lectura es un proceso de aprendizaje que nunca se puede detener en la simple identificación de las palabras. Si enseñamos a un niño o a una niña a apreciar la belleza de un relato, a extraer conclusiones significativas para su vida, a imaginar, a crear, a ver el mundo de una forma diferente a partir de lo escrito, necesitará seguir leyendo siempre.

-¿Crees que hay una edad para cada libro?

Podría decir que los buenos libros se pueden leer en cualquier etapa, pero no es cierto. Es más, si eliges un libro inadecuado para una edad determinada puedes provocar un efecto contrario al deseado.

Mi madre, además de escritora, es una lectora compulsiva. Nuestra casa estaba llena de libros, sin embargo, mis padres nunca me obligaron a leer. Me regalaban cuentos y textos para niños, pero, en la adolescencia (preadolescencia, más bien), fui yo la que me acerqué a ella un día y le dije: “Me apetece leer un libro ¿Cuál me recomiendas?”. Mi madre fue lo bastante inteligente como para acercarme una obra de misterio. Sabía que, a continuación, yo misma elegiría otra y otra… hasta que mis gustos cambiaran. Creo que esa primera lectura fue mi rito de iniciación al mundo de los adultos.

Por eso, yo siempre les digo a mis alumnos y alumnas que empiecen leyendo lo que les guste; lo importante es que se cree el hábito de la lectura. Con el tiempo, afortunadamente, las preferencias evolucionan por sí mismas.

-¿A qué escritor te gustaría parecerte?

Me resulta imposible darte un solo nombre: admiro a demasiados escritores como para citar a uno y olvidarme de los demás. Me gustaría parecerme a cualquier escritor que sienta la creación como parte integral de su ser, de forma que lo que escriba no sólo resulte interesante desde el punto de vista literario y social, sino también coherente con su propia existencia.

-¿Qué opinas de los premios literarios? ¿Crees que son un trampolín para escritores noveles?

Los premios literarios serían una excelente opción para escritores noveles si se guiaran en todo momento por criterios nobles y desinteresados: la calidad literaria, la aportación a la cultura, la innovación artística… Pero, desgraciadamente, todos sabemos que no siempre es así. Mi sincera felicitación para aquellos concursos que sí se atienen a esas premisas.

-¿Crees que los medios audiovisuales ponen en peligro el libro?

Los inventos de los hombres no suelen ser buenos o malos en sí mismos. Los medios audiovisuales serán perniciosos si se convierten en un recurso para adoctrinar a las masas, para mostrar como normales modelos de conducta a todas luces deplorables, para convertir en ejemplos sociales a personajes grotescos… Pero se transformarán en un instrumento positivo si se emplean para aportar una visión global de las vivencias humanas, para transmitir manifestaciones artísticas, para ampliar horizontes culturales… Desde ese punto de vista, pueden ser aliados del libro y no enemigos.

-¿Qué opinión te merece el libro electrónico?

Personalmente prefiero sentir el tacto de las hojas de un libro, percibir su olor, su peso en mi regazo. Pero entiendo que el libro electrónico presenta una serie de ventajas nada desdeñables. Todo lo que fomente o facilite el hábito lector será positivo. Eso sí, cada medio tiene su momento.

-¿Nos podrías recomendar un libro?

Imaginaréis que esta pregunta es harto difícil para una profesora de literatura. Recomendaría tantos libros por tantos motivos que mi respuesta se alargaría en exceso, así que voy a hacer un enorme esfuerzo y me limitaré a dos: La Regenta de Leopoldo Alas “Clarín”, por su profundo conocimiento de la psicología humana y de sus pasiones; y El perfume de Patrick Süskind porque el autor se distancia de tal modo de su personaje que consigue que un ser amoral hasta la aberración nos resulte accesible.

-Actualmente en qué estás trabajando

Estoy realizando un libro de poesía para adolescentes. No para niños, ni para adultos, sino para esa edad en la que, tanto chicos como chicas, creen que la poesía es esa lindeza tópica y banal que reciben en el móvil o en el correo porque un amigo inspirado la encontró en Internet. Me planteo como un reto personal conseguir llegar a ellos sin que se mueran de aburrimiento. Todo un reto…

Guerra


Sangrabas entre el trigo que plantaste

manaba de tu boca un jugo vivo

mirabas hacia un cielo cruel y esquivo

buscando al frágil dios al que rezaste.



Evocas el amor al que abrazaste

el dulce olor a besos de tus hijos

las noches de lechuzas y de olivos

los días de jazmín que respiraste.



No sientes el latido de la brisa

ni escuchas el lamento de las balas;

estás atado al eco de una risa.



No entiendes el sonido de las alas

que vibra por encima de las bombas.

Te aferras a la vida que regalas.


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El cazo de Lorenzo

10:07 Red de Bibliotecas Municipales de León 0 Comentarios

La segunda sesión de las "Tardes de Cuento" se está dedicando a "El cazo de Lorenzo". Con palabras simples y unas ilustraciones tiernas y divertidas, el equipo de animación recrea el día a día de un niño diferente: sus dificultades, sus cualidades, los obstáculos que tiene que afrontar... "El cazo de Lorenzo" llena un vacío, conmueve al espectador y a la espectadora, sea cual sea su edad. Un sencillo cuento metafórico para hablar de las diferencias personales a los más pequeños y a las más pequeñas.

Las siguientes sesiones se realizarán:

- Jueves 27 de enero Biblioteca San Lorenzo
- Jueves 3 de febrero Biblioteca Parque de los Reyes
- Jueves 10 de Febrero Biblioteca Armunia
- Jueves 17 de Febrero Punto de Lectura Espadaña

¡¡¡Os esperamos!!!

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Alvaro Valderas Alonso

11:29 Red de Bibliotecas Municipales de León 0 Comentarios


Álvaro Valderas nació en La Bañeza (León -ESPAÑA-) en 1965. Filólogo, está afincado en Panamá, donde ha dado clases en colegios internacionales y universidades privadas. Actualmente, es creativo en una agencia de publicidad y editor asociado de Editorial Fuga. Ha pertenecido a la redacción de varias revistas literarias y ha publicado en otra treintena de ellas, así como en periódicos, radios y televisiones. Ha publicado dos libros de relatos, una novela corta, varios relatos en antologías y recopilaciones. También ha colaborado en libros de texto y en guiones para vídeo y cine. Ha recibido varios premios literarios.

1- ¿Se nace lector o se aprende a leer?

La importancia del entorno, especialmente desde temprana edad, es determinante. Esto no quita para que, de cuando en cuando, nazcan grandes lectores que no tienen la suerte de verse arropados por una biblioteca familiar o, al menos, la costumbre de la lectura entre quienes lo rodean. El caso más típico es el contrario, gente con todos los apoyos imaginables que no termina de cogerle el gusto.

2- ¿Crees que hay una edad para cada libro?

Salvando los casos en que la propia formación es inferior a lo que el libro requiere, o muy superior, no creo que haya una edad. Tampoco la hay para las catedrales ni para los cuadros. Sin embargo, sí es frecuente que exista un momento exacto: como si el libro nos eligiera justo entonces, como si supiera de una manera mágica que lo estábamos necesitando. Todos tenemos alguna asociación de este estilo

3- ¿A qué escritor te gustaría parecerte?
A uno delgado.
En cuanto a la escritura, está claro que ―pese a que todos tenemos influencias, evidentemente― uno nunca se debe parecer mucho a nadie.

4- ¿Nos podrías recomendar un libro?

No es prudente generalizar tanto, recomendar un libro para todo el mundo. Los que más me asombran han recibido críticas horribles.

5- ¿Crees en los bestsellers? ¿Pueden crear adictos a la lectura?

Creo que existen y que son un gran negocio, y que normalmente no tienen nada que ver con la literatura, salvo rarezas. Igual que las telenovelas crean aficionados a la televisión, ellos crean aficionados a la lectura. Las redes sociales de internet y los chats son lectura igualmente, y con muchísimos seguidores. El error estaría en considerar que esa lectura suple, ni siquiera mínimamente, a la literatura seria: son completamente diferentes en intención y construcción. Un best seller se plantea llegar al mayor número de clientes, y eso no se puede conseguir igualando por arriba, sino por abajo, se sacrifica la forma, se simplifican los mensajes para que hasta los más desamparados intelectualmente puedan acceder a ellos, y luego el resultado de esa simplificación se magnifica a través de los medios de comunicación y se generan polémicas irreales para hacer creer que el libro tiene alguna sustancia, cuando no resiste el más mínimo análisis. Lo increíble es que la maquinaria de los superventas haya podido asumir a Tolkien, a Eco y hasta a algunos clásicos, lo que demuestra que sí se podría ofrecer masivamente un producto de calidad, pero que se prefiere, por banalidad editorial, exaltar la cultura para bobos.

6- ¿Crees que los medios audiovisuales ponen en peligro el libro?

No, tal vez a las editoriales, que pasan a ser menos necesarias desde el momento en que un autor puede exhibir su obra en todo el mundo con un esfuerzo mínimo, pero en absoluto a los libros. El acceso a ellos es mucho mayor ahora, y encontramos que cualquier joven se pasa varias horas diarias leyendo (en su ordenador o en su teléfono, generalmente). Lo interesante sería poder canalizar esas ansias lectoras hacia un contenido provechoso, y ahí está el reto.
Las discográficas y las editoriales, centradas en vender el continente y no el contenido, van a tener que renovarse en una época en que el texto o la música pueden correr libremente por la red.

7- ¿Qué opinas de los premios literarios? ¿Son un trampolín para escritores noveles?

En general, no. Quizá tuvieran esa intención al principio, pero no la cumplen ya. Los premios pequeños no avalan nada y los grandes no suelen ser muy libres. De cuando en cuando, es verdad, algún novel se gana la lotería, y eso mantiene la ilusión.

8- Hay quien afirma que se escribe y se lee más que nunca poesía ¿Estás de acuerdo?

En términos totales, es probable, porque la población ha crecido y, en nuestra sociedad, los índices de analfabetismo han disminuido, casi todos han pasado por una escolarización, y el acceso gratuito a la poesía (a través de bibliotecas e internet, por ejemplo) es muy fácil.
Sin embargo, si tomamos en cuenta el porcentaje de gente que sabe leer y escribir en vez de la población total, nos encontramos muy por debajo de otras épocas, donde la poesía estaba presente en el sistema educativo y se utilizaba para enseñar a escribir, era la forma de comunicación masiva habitual (juglares y trovadores, el teatro) y hasta la religión la utilizaba para divulgar su mensaje (como hacía Berceo), de manera que apenas había quien pudiera escapar de ella. Un esfuerzo constante por eliminar las humanidades de los planes de estudio ha logrado apartarla como nunca de nuestras vidas, y es algo que le debemos agradecer a una larga lista de ministros de Educación.

9- ¿Vives la soledad del escritor?¿Necesitas compartir con alguien lo que escribes?

No entiendo muy bien que exista una enfermedad profesional llamada «soledad del escritor», quizá paralela a la lumbalgia de los oficinistas. A muchos escritores que conozco, al contrario, su oficio los motiva a relacionarse en tertulias, congresos, talleres, lecturas públicas, charlas, presentaciones de libros, en fin, buena parte de su vida social les llega a través de la literatura, incluso su grupo de amigos a veces se conforma a través de ese interés común.
La obra artística nace con una intención pública, mayor o menor, y es lo que le da sentido. Salvo en casos de desahogo interior o de pruebas y aprendizaje, escribimos para los demás. Es un desarrollo profesional, como lo puede ser fabricar aparatos de electrónica: se entiende que están dirigidos a un mercado, no tendría mucha lógica producirlos para guardarlos bajo llave en un almacén. Aunque, ocasionalmente, esto puede ocurrir, hay autores que así lo prefieren.

10- Actualmente en qué estás trabajando.

Después de un año muy productivo, en el que he terminado cuatro libros, por el momento estoy trabajando en una tesis sobre literatura panameña y editando autores de ese país.

Sentar la cabeza

Así hizo Margarita, la decapitada, cuando su fantasma regresó para deambular por los infinitos pasillos de la noche del caserón en que viviera, y su ectoplasma, ciego, tan frágil y transparente, tan de doncella malograda, a cada rato se tropezaba con el miembro amputado, en cuyo cabello largo y fino se enredaba los pies, de manera que no lograba reanudar el vuelo sino tras largos trabajos.


Para evitar esta molestia acabó dejándolo sobre una silla, y lo recogía al finalizar su ronda. Ningún hombre, por el mero hecho de casarse, ha logrado hacer lo mismo. En eso las madres se equivocan.

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