Mercedes González Rojo
Mercedes Glez. Rojo nace en el año 1961 en la ciudad de Astorga (León), donde comienza a sentir una profunda inclinación por la lectura y la escritura, aficiones que seguirá practicando desde niña. Maestra por vocación y formación, encamina su trabajo como formadora en distintos ámbitos educativos, desde población infantil hasta colectivos de personas mayores, tanto en León, donde actualmente reside, como en el resto de la provincia y otras aledañas, además de cómo agente de igualdad de oportunidades. Desde pequeña le ha gustado escribir, siendo poemas y relatos sus primeras incursiones en el mundo de la escritura, aunque su orientación profesional la ha llevado a participar más en el campo de los artículos, publicando en periódicos y revistas de distinta índole y características, algunas de ellas dentro del campo educativo. Actualmente lleva la coordinación de una de ellas “La Panera”, editada bajo el patrocinio de la Gerencia Territorial de Servicios Sociales de León y que ha cumplido ya siete años de andadura, con 29 números publicados.
Además ha participado como coautora y colaboradora respectivamente en las guías de la Biblioteca La Posada, colección “Las guías del Duero”, dedicadas al Canal de Castilla y a Espacios Naturales, Casas del Parque de Castilla y León. En septiembre de 2008, presentó su libro “Vamos a jugar juntos”.
1. ¿Se nace lector o se aprende a leer?
Yo no lo tengo muy claro porque cuando miro hacia atrás me descubro desde muy pequeña con un libro entre las manos. Soy de las personas que creen que puede existir una predisposición hacia la lectura, lo mismo que la hay hacia la música, la danza o cualquier otro arte. Pero también hay una dosis muy elevada de aprendizaje. Sólo que hay que dar con los factores ambientales que influyen en ello, y me temo que no son los mismos para cada persona. Algunos de ellos se encuentran en el propio entorno familiar, pero yo creo que en muchas ocasiones son las propias circunstancias de la vida las que acercan a las personas hacia los libros.
2. ¿Crees que hay una edad para cada libro?
Siempre he defendido que lo de las edades es muy relativo, es un indicador de aproximación que las editoriales se han sacado de la manga para facilitar a los adultos la elección de los libros infantiles. Yo recuerdo haber leído La Regenta con 12, 13 años. Creo también que un buen libro, aunque sea infantil, tiene que ser capaz de emocionar a los adultos sin resultar ñoño y que si eso es así serás capaz de volver a él aunque lo hagas cada vez con diferente mirada. Y en cuanto a los libros de adultos yo diría que más que una edad hay una preparación necesaria para cada libro, a veces esa preparación es conceptual, pero a veces lo será emocional.
3. ¿A qué escritor te gustaría parecerte?
Es una pregunta muy complicada de contestar. La verdad es que hay autores que admiro por su capacidad y de los que envidio el resultado al que llegan. Y digo esto porque desde fuera nunca se es consciente del proceso interior que siguen para llegar a dichos resultados. De parecerme a alguien querría hacerlo a aquel escritor o escritora que, independientemente del género que cultive, sea capaza de atrapar al público lector con la magia de sus palabras. Pero en realidad me gustaría tener mi estilo propio y encontrar mis propias palabras para comunicarme con los lectores.
4. ¿Nos podrías recomendar un libro?
Es una tarea muy difícil, pues depende para qué momento y para qué colectivo. Por mi trabajo entre mis recomendaciones están siempre Matilda, de Roald Dahl entre lo que podemos considerar como un libro infantil o juvenil, aunque yo fundamentalmente se lo recomiendo como lectura obligada a los colectivos de madres y padres y a quienes se dedican a cualquier forma de educación, lo mismo que Cómo una novela, de Daniel Pennac. A las personas mayores con las que trabajo sobre todo los temas de memoria y autoestima me gusta recomendarles La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro. Y a nivel de disfrute personal a mí personalmente me gusta mucho el libro El día, los días, de Mari Fe Santiago Bolaños y cualquiera de los libros de cuentos de Antonio Pereira. Pero esto de las recomendaciones es tan relativo…
5. ¿Crees en los bestsellers? ¿Pueden crear adictos a la lectura?
Yo particularmente no soy una especial lectora de bestsellers. Aunque también depende de lo que consideremos como tal. Si en este concepto incluimos aquellos libros que han tenido grandes ventas o un gran número de lectores entonces estamos incluyendo en el saco a grandes obras de la literatura y sería totalmente injusto. Si nos ceñimos al fenómeno más comercial, no es que esté muy de acuerdo con esos montajes publicitarios que se hacen en torno a determinadas obras que a veces no destacan especialmente por su calidad. Pero como soy de las que opinan que al disfrute de la lectura se llega leyendo, si sirve para que determinado tipo de público se acerque de esta manera a los libros, bienvenidos sean.
6. ¿Crees que los medios audiovisuales ponen en peligro la lectura en los soportes tradicionales?
Espero que no. La mía desde luego no. Soy de la antigua escuela y aunque ya no puedo prescindir del ordenador soy incapaz de leer a gusto en una pantalla, en lo que a disfrutar de esa lectura se refiere. Me gusta deleitarme sentándome con un libro debajo un árbol, a la orilla de un riachuelo, o en mi rincón favorito de la casa, sin nada electrónico que se interponga entre el libro y yo. También soy de las que tienen que hacer las últimas correcciones siempre sobre el papel, si no tengo la continua sensación de que algo se me va a escapar.
7. ¿Qué opinión te merece el libro electrónico?
Es una opinión muy personal, porque podría decir que soy de esas personas que practican el culto al libro, me encantan las ediciones cuidadas, soy capaz de apreciar el tipo de papel utilizado, la tipografía usada, la elección de las ilustraciones. Y eso mismo trato de transmitírselo a mi hija, que sólo tiene siete años, y a todos aquellos niños y aquellas niñas con las que he trabajado la animación lectora. Porque, desde mi punto de vista, todo ello forma parte de la magia de la lectura y no se leen de la misma manera todos los libros aunque su contenido literal sea exactamente igual.
8. ¿Desde cuándo escribes y en qué te inspiras para ello?
Ya en el colegio me gustaba mucho escribir poemas. También escribía algunos cuentos, pero sobre todo me gustaba el verso. Como muchas otras personas, escribía sobre mis sentimientos fundamentalmente, también sobre lo que veía a mi alrededor. El paisaje de los lugares por los que me movía de niña y en los que aún me sigo refugiando han sido desde entonces mi fuente de inspiración. Hoy mis temas han aumentado y me gusta también escribir historias basadas en las tradiciones o inspiradas por lo que me cuentan algunas de las personas mayores con las que trabajo. También el mundo infantil me motiva mucho desde que tuve a mi hija.
9. ¿Qué te gusta escribir más y qué te aporta la escritura?
Depende de los momentos. Ahora mismo me siento más cómoda con el relato. Pero hay momentos en los que me sale la vena poética y durante un tiempo emborrono papeles con versos que en ocasiones quedan inacabados.
Escribir me aporta tranquilidad. Me permite dejar aflorar sentimientos, esperanzas, cosas que llevo dentro y que no siempre soy capaz de expresar en voz alta como buena tímida que soy. Y en otro orden de cosas, como en el caso de mi último libro, me permite ordenar ideas y compartirlas con un montón de gente.
10. Sabemos que estos días estas presentando tu libro “Vamos juntos a jugar” en distintos puntos de la provincia, cuéntanos algo de él.
Se trata de un proyecto que para mí ha sido muy bonito. Es un libro basado en una experiencia intergeneracional en la que ha participado un grupo de abuelas y los niños y niñas de un colegio de Primaria. Con las más mayores he recopilado 40 juegos tradicionales, que han surgido del trabajo de entrenamiento de memoria que he llevado a cabo durante varios años con ellas, a los que luego he ido dando forma para que cualquier persona que se acercase a los mismos, aunque no hubiera jugado nunca, pudiese ponerlos en práctica. Estos juegos los he llevado luego a un curso 2º de Primaria, donde los hemos ido practicando uno a uno, proceso tras el cual niños y niñas han realizado dibujos que nos han servido de ilustraciones para el libro. Lo he completado con algunos aspectos didácticos para que estos juegos, además de cómo disfrute, sirvan de base didáctica para trabajar con los distintos colectivos.
El día 29 de octubre se presentó en la Sala del ILC de aquí de León y el 27 de noviembre se hará en la Biblioteca de Veguellina de Órbigo. Con anterioridad se había presentado también en Astorga y espero poder hacerlo en algún sitio más. Para mí ha resultado muy gratificante ver tanto la ilusión con que lo acogen las personas mayores como la alegría en los ojos de la gente menuda cuando les enseño alguno de esos juegos. También está teniendo buena acogida entre el personal docente que ha llegado a conocerlo de primera mano.
11. ¿Estás preparando alguna otra publicación?
La verdad es que estoy preparando varias, aunque no sé cuál de ellas saldrá primero a la luz ni cuánto tiempo tardarán en hacerlo. Una de ellas es exclusivamente de creación y es una colección de relatos para todas las edades inspiradas algunas de ellas en la tradición. Varios de esos relatos son los que he compartido con el público en los diferentes filandones en los que he participado. Son historias para todas las edades, para contar o leer. También estoy preparando un libro de poesía dedicada al público infantil. Y quizá el proyecto más ambicioso sea una publicación en torno a distintos elementos de la tradición oral aprovechados como metodología para el trabajo de “entrenamiento de la memoria” en el que estoy inmersa desde hace varios años. Mientras tanto sigo realizando colaboraciones, más de carácter periodístico y divulgativo, en la revista La Panera y otros medios, además de continuar trabajando sobre relatos y poemas en general.
12. Háblanos de la revista La Panera.
Se trata de una revista que surgió de un Taller de Prensa para el que me llamaron desde el Centro de Personas Mayores León I hace ya más de siete años. Allí se juntó un alumnado de alrededor de 15 personas que tenían interés por el mundo de la prensa, que querían aprender a leerla con sentido crítico y descubrir el entramado que daba lugar al mundo periodístico. Como resultado final del curso se planteó la posibilidad de que aquellos que estuvieran interesados en continuar pusieran en marcha una revista de mayores, aunque no exclusivamente para mayores, en la que poder contar experiencias, encontrar información sobre temas de su interés, compartir inquietudes con los más jóvenes,… Y se me propuso su coordinación. Ahora está formada por un equipo de redacción de 8 personas más o menos que van aportando material para la misma o buscando a otras personas que lo hagan. Son ya 29 números los que se han publicado (el último verá la luz cerca de Navidad), creo que con un interesante criterio de calidad. Mi labor en la misma es la de coordinar todos los textos que van llegando, estructurarlos, hacer las correspondientes correcciones de estilo y, de vez en cuando, también dejó en ella mi impronta sobre temas que me parecen de interés.
El nombre fue elegido en su momento por consenso del grupo y fue sugerido con esa idea de “panera” como lugar en el que se guardan, para compartirlos y aprovecharlos, los productos de la cosecha. También los productos de la mente de nuestros mayores hay que ponerlos a salvo del olvido y del desprecio. En este sentido creo que esta revista ha contribuido a ello. Llevamos más de siete años ofreciéndosela al público cuatro veces por año y cada vez hay más gente de distintas edades que se interesa por ella. Me siento muy orgullosa por formar parte integrante de un proyecto de estas características.
Además ha participado como coautora y colaboradora respectivamente en las guías de la Biblioteca La Posada, colección “Las guías del Duero”, dedicadas al Canal de Castilla y a Espacios Naturales, Casas del Parque de Castilla y León. En septiembre de 2008, presentó su libro “Vamos a jugar juntos”.
1. ¿Se nace lector o se aprende a leer?
Yo no lo tengo muy claro porque cuando miro hacia atrás me descubro desde muy pequeña con un libro entre las manos. Soy de las personas que creen que puede existir una predisposición hacia la lectura, lo mismo que la hay hacia la música, la danza o cualquier otro arte. Pero también hay una dosis muy elevada de aprendizaje. Sólo que hay que dar con los factores ambientales que influyen en ello, y me temo que no son los mismos para cada persona. Algunos de ellos se encuentran en el propio entorno familiar, pero yo creo que en muchas ocasiones son las propias circunstancias de la vida las que acercan a las personas hacia los libros.
2. ¿Crees que hay una edad para cada libro?
Siempre he defendido que lo de las edades es muy relativo, es un indicador de aproximación que las editoriales se han sacado de la manga para facilitar a los adultos la elección de los libros infantiles. Yo recuerdo haber leído La Regenta con 12, 13 años. Creo también que un buen libro, aunque sea infantil, tiene que ser capaz de emocionar a los adultos sin resultar ñoño y que si eso es así serás capaz de volver a él aunque lo hagas cada vez con diferente mirada. Y en cuanto a los libros de adultos yo diría que más que una edad hay una preparación necesaria para cada libro, a veces esa preparación es conceptual, pero a veces lo será emocional.
3. ¿A qué escritor te gustaría parecerte?
Es una pregunta muy complicada de contestar. La verdad es que hay autores que admiro por su capacidad y de los que envidio el resultado al que llegan. Y digo esto porque desde fuera nunca se es consciente del proceso interior que siguen para llegar a dichos resultados. De parecerme a alguien querría hacerlo a aquel escritor o escritora que, independientemente del género que cultive, sea capaza de atrapar al público lector con la magia de sus palabras. Pero en realidad me gustaría tener mi estilo propio y encontrar mis propias palabras para comunicarme con los lectores.
4. ¿Nos podrías recomendar un libro?
Es una tarea muy difícil, pues depende para qué momento y para qué colectivo. Por mi trabajo entre mis recomendaciones están siempre Matilda, de Roald Dahl entre lo que podemos considerar como un libro infantil o juvenil, aunque yo fundamentalmente se lo recomiendo como lectura obligada a los colectivos de madres y padres y a quienes se dedican a cualquier forma de educación, lo mismo que Cómo una novela, de Daniel Pennac. A las personas mayores con las que trabajo sobre todo los temas de memoria y autoestima me gusta recomendarles La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro. Y a nivel de disfrute personal a mí personalmente me gusta mucho el libro El día, los días, de Mari Fe Santiago Bolaños y cualquiera de los libros de cuentos de Antonio Pereira. Pero esto de las recomendaciones es tan relativo…
5. ¿Crees en los bestsellers? ¿Pueden crear adictos a la lectura?
Yo particularmente no soy una especial lectora de bestsellers. Aunque también depende de lo que consideremos como tal. Si en este concepto incluimos aquellos libros que han tenido grandes ventas o un gran número de lectores entonces estamos incluyendo en el saco a grandes obras de la literatura y sería totalmente injusto. Si nos ceñimos al fenómeno más comercial, no es que esté muy de acuerdo con esos montajes publicitarios que se hacen en torno a determinadas obras que a veces no destacan especialmente por su calidad. Pero como soy de las que opinan que al disfrute de la lectura se llega leyendo, si sirve para que determinado tipo de público se acerque de esta manera a los libros, bienvenidos sean.
6. ¿Crees que los medios audiovisuales ponen en peligro la lectura en los soportes tradicionales?
Espero que no. La mía desde luego no. Soy de la antigua escuela y aunque ya no puedo prescindir del ordenador soy incapaz de leer a gusto en una pantalla, en lo que a disfrutar de esa lectura se refiere. Me gusta deleitarme sentándome con un libro debajo un árbol, a la orilla de un riachuelo, o en mi rincón favorito de la casa, sin nada electrónico que se interponga entre el libro y yo. También soy de las que tienen que hacer las últimas correcciones siempre sobre el papel, si no tengo la continua sensación de que algo se me va a escapar.
7. ¿Qué opinión te merece el libro electrónico?
Es una opinión muy personal, porque podría decir que soy de esas personas que practican el culto al libro, me encantan las ediciones cuidadas, soy capaz de apreciar el tipo de papel utilizado, la tipografía usada, la elección de las ilustraciones. Y eso mismo trato de transmitírselo a mi hija, que sólo tiene siete años, y a todos aquellos niños y aquellas niñas con las que he trabajado la animación lectora. Porque, desde mi punto de vista, todo ello forma parte de la magia de la lectura y no se leen de la misma manera todos los libros aunque su contenido literal sea exactamente igual.
8. ¿Desde cuándo escribes y en qué te inspiras para ello?
Ya en el colegio me gustaba mucho escribir poemas. También escribía algunos cuentos, pero sobre todo me gustaba el verso. Como muchas otras personas, escribía sobre mis sentimientos fundamentalmente, también sobre lo que veía a mi alrededor. El paisaje de los lugares por los que me movía de niña y en los que aún me sigo refugiando han sido desde entonces mi fuente de inspiración. Hoy mis temas han aumentado y me gusta también escribir historias basadas en las tradiciones o inspiradas por lo que me cuentan algunas de las personas mayores con las que trabajo. También el mundo infantil me motiva mucho desde que tuve a mi hija.
9. ¿Qué te gusta escribir más y qué te aporta la escritura?
Depende de los momentos. Ahora mismo me siento más cómoda con el relato. Pero hay momentos en los que me sale la vena poética y durante un tiempo emborrono papeles con versos que en ocasiones quedan inacabados.
Escribir me aporta tranquilidad. Me permite dejar aflorar sentimientos, esperanzas, cosas que llevo dentro y que no siempre soy capaz de expresar en voz alta como buena tímida que soy. Y en otro orden de cosas, como en el caso de mi último libro, me permite ordenar ideas y compartirlas con un montón de gente.
10. Sabemos que estos días estas presentando tu libro “Vamos juntos a jugar” en distintos puntos de la provincia, cuéntanos algo de él.
Se trata de un proyecto que para mí ha sido muy bonito. Es un libro basado en una experiencia intergeneracional en la que ha participado un grupo de abuelas y los niños y niñas de un colegio de Primaria. Con las más mayores he recopilado 40 juegos tradicionales, que han surgido del trabajo de entrenamiento de memoria que he llevado a cabo durante varios años con ellas, a los que luego he ido dando forma para que cualquier persona que se acercase a los mismos, aunque no hubiera jugado nunca, pudiese ponerlos en práctica. Estos juegos los he llevado luego a un curso 2º de Primaria, donde los hemos ido practicando uno a uno, proceso tras el cual niños y niñas han realizado dibujos que nos han servido de ilustraciones para el libro. Lo he completado con algunos aspectos didácticos para que estos juegos, además de cómo disfrute, sirvan de base didáctica para trabajar con los distintos colectivos.
El día 29 de octubre se presentó en la Sala del ILC de aquí de León y el 27 de noviembre se hará en la Biblioteca de Veguellina de Órbigo. Con anterioridad se había presentado también en Astorga y espero poder hacerlo en algún sitio más. Para mí ha resultado muy gratificante ver tanto la ilusión con que lo acogen las personas mayores como la alegría en los ojos de la gente menuda cuando les enseño alguno de esos juegos. También está teniendo buena acogida entre el personal docente que ha llegado a conocerlo de primera mano.
11. ¿Estás preparando alguna otra publicación?
La verdad es que estoy preparando varias, aunque no sé cuál de ellas saldrá primero a la luz ni cuánto tiempo tardarán en hacerlo. Una de ellas es exclusivamente de creación y es una colección de relatos para todas las edades inspiradas algunas de ellas en la tradición. Varios de esos relatos son los que he compartido con el público en los diferentes filandones en los que he participado. Son historias para todas las edades, para contar o leer. También estoy preparando un libro de poesía dedicada al público infantil. Y quizá el proyecto más ambicioso sea una publicación en torno a distintos elementos de la tradición oral aprovechados como metodología para el trabajo de “entrenamiento de la memoria” en el que estoy inmersa desde hace varios años. Mientras tanto sigo realizando colaboraciones, más de carácter periodístico y divulgativo, en la revista La Panera y otros medios, además de continuar trabajando sobre relatos y poemas en general.
12. Háblanos de la revista La Panera.
Se trata de una revista que surgió de un Taller de Prensa para el que me llamaron desde el Centro de Personas Mayores León I hace ya más de siete años. Allí se juntó un alumnado de alrededor de 15 personas que tenían interés por el mundo de la prensa, que querían aprender a leerla con sentido crítico y descubrir el entramado que daba lugar al mundo periodístico. Como resultado final del curso se planteó la posibilidad de que aquellos que estuvieran interesados en continuar pusieran en marcha una revista de mayores, aunque no exclusivamente para mayores, en la que poder contar experiencias, encontrar información sobre temas de su interés, compartir inquietudes con los más jóvenes,… Y se me propuso su coordinación. Ahora está formada por un equipo de redacción de 8 personas más o menos que van aportando material para la misma o buscando a otras personas que lo hagan. Son ya 29 números los que se han publicado (el último verá la luz cerca de Navidad), creo que con un interesante criterio de calidad. Mi labor en la misma es la de coordinar todos los textos que van llegando, estructurarlos, hacer las correspondientes correcciones de estilo y, de vez en cuando, también dejó en ella mi impronta sobre temas que me parecen de interés.
El nombre fue elegido en su momento por consenso del grupo y fue sugerido con esa idea de “panera” como lugar en el que se guardan, para compartirlos y aprovecharlos, los productos de la cosecha. También los productos de la mente de nuestros mayores hay que ponerlos a salvo del olvido y del desprecio. En este sentido creo que esta revista ha contribuido a ello. Llevamos más de siete años ofreciéndosela al público cuatro veces por año y cada vez hay más gente de distintas edades que se interesa por ella. Me siento muy orgullosa por formar parte integrante de un proyecto de estas características.
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