Mostrando entradas con la etiqueta Personajes Literarios. Mostrar todas las entradas

Ana Ozores

"Vino un cura y se encerró con Ana en la alcoba de la niña y le preguntó unas cosas que ella no sabía lo que eran. Más adelante, meditando mucho, acabó por entender algo de aquello. Se la quiso convencer de que había cometido un gran pecado. La llevaron a la iglesia de la aldea y la hicieron confesarse. No supo contestar al cura y éste declaró al aya que no servía la niña para el caso todavía, porque por ignorancia o por malicia, ocultaba sus pecadillos. Los chicos de la calle la miraban como el hombre que besaba a doña Camila; la cogían por un brazo y querían llevarsela no sabía adónde. No volvió a salir sin el aya. A Germán no había vuelto a verle."

"La Regenta". Leopoldo Alas. Madrid: Cátedra, 1989. Letras Hispánicas

Ignatus J. Reilly

"Una Gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejas verdes, llenas de unas grandes orejas y pelo sin cortar y de las finas cerdas que brotaban de las mismas orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en plieguecitos llenos de reproche y de restros de patatas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignaturs J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes."




"La conjura de los necios". John Kennedy Toole. Anagrama, 2004. Compactos Anagrama, 38.

Ebenezer Scrooge


"¡Sí que era tacaño en el trabajo Scrooge, ese viejo pescador codicioso que todo lo exprimía, arrancaba, agarraba, arañaba y aferraba! Duro y aguzado como un pedernal del que jamás acero alguno habría podido extraer una sola chispa de generosidad, reservado e independiente, solitario como una ostra. Su frialdad interior le había helado sus viejos rasgos, afilado su puntiaguda nariz, consumido sus mejillas y agarrotado su paso; le había enrojecido los ojos, azulado los delgados labios y le hacia hablar secamente con una voz chillona."

Dickens, Charles. Canción de Navidad. Madrid: Espasa Calpe, 1996. Colección Austral, 398

Don Quijote de la Mancha


"En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero: la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. ¿Qué gigantes? dijo Sancho Panza.

Aquellos que allí ves, respondió su amo, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino. "

Sherlock Holmes

"Su estatura sobrepasaba el metro ochenta, y era tan extraordinariamente enjuto que producía la impresión de ser aún más alto. Tenía la mirada aguda y penetrante, fuera de los intervalos de sopor a que antes me he referido; y su nariz, fina y aguileña, daba al conjunto de sus facciones una aire de viveza y de resolución. También su barbilla delataba al hombre de su voluntad, por lo prominente y cuadrada. Aunque sus manos tenían siempre borrones de tinta y manchas de productos químicos, estaban dotadas de una delicadeza de tacto extraordinarias..."

"Estudio en escarlata". Arthur Conan Doyle. Madrid: El País, 2004. El País Aventuras, vol. 34.

Edmundo Dantes


"Yo soy uno de esos seres excepcionales, si, señor, y creo que, hasta hoy, ningún hombre se ha encontrado en una posición semejante a la mía. Los reinos de los reyes son limitados, bien por las montañas, bien por los ríos, bien por un cambio de costumbres o por la mutación de una lengua. Mi reino, el mío, es tan grande como el mundo, porque no soy italiano, ni francés, ni hindú, ni americano, ni español; soy cosmopolita. Ningún país puede decir que me ha visto nacer. Solo Dios sabe en qué región me verá morir"

"El Conde de Montecristo". Alejandro Dumas. Madrid: Diario El País, 2004. El País Aventuras, vol. 48 y 49.

Jane Eyre


"Siempre llevaba conmigo mi muñeca; los seres humanos deben amar algo y, a falta de objetos más dignos de cariño, yo me recreaba amando y acariciando aquella figurilla, descolorida y desaliñada como un espantapájaros en miniatura. Hoy en día no deja de conmoverme recordar con cuánta absurda sinceridad adoraba aquel juguetito, al que imaginaba provisto de vida propia y capaz de sentir."

"Jane Eyre". Charlotte Brönte. Madrid: Gaviota, 1991. Clásicos Jóvenes Gaviota, vol. 39.

Don Juan Tenorio


"Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí,
yo los claustros escalé
y en todas partes deje
memoria amarga de mí."

Don Juan Tenorio. José Zorilla. 19ª ed. Madrid: Espasa Calpe, 1993. Colección Asutral

Campanilla

"Campanilla no era toda maldad: o, más bien, era toda maldad en ese momento, pero, por otro lado, a veces era toda bondad. Las hadas tienen que ser una cosa o la otra, porque al ser tan pequeñas desgraciadamente sólo tienen sitio para un sentimiento por vez. No obstante, les está permitido cambiar, aunque debe ser un cambio total.Por el momento estaba celosísima de Wendy. Por supuesto, Wendy no entendía lo que le decía con su precioso tintineo y estoy convencido de que parte eran palabrotas, pero sonaba agradable y volaba hacia adelante y hacia atrás, queriendo decir claramente: «Sígueme y todo saldrá bien.»"

Peter Pan y Wendy. James M. Barrie. León. Gaviota, 1991. Colección Trébol.

Mowgli



" Al principio, Mowgli se asía a todo con la torpeza del perezoso, pero, pasado un tiempo, ya fue capaz de lanzarse entre las ramas casi con tanta audacia como el mono gris. También ocupaba su lugar en la Roca del Consejo cuando se reunía la Manada, y allí descubrió que si miraba fijamente a cualquier lobo, éste se veía obligado a bajar la vista, por lo que se dedicaba a hacerlo por pura diversión."


El libro de la selva. Ruyard Kipling. Madrid. Gaviota, 1991. Colección Trébol.

Jean Baptiste Grenouille

"Hasta entonces no había conocido la felicidad, todo lo más algunos raros momentos de sordo bienestar. Ahora, sin embargo, temblaba de felicidad hasta el punto de no poder conciliar el sueño. Tenía la impresión de haber nacido por segunda vez, no, no por segunda, sino por primera vez, ya que hasta la fecha había existido como un animal, con sólo una nebulosa conciencia de sí mismo. En cambio, hoy le parecía saber por fin quién era en realidad: nada menos que un genio; y que su vida tenía sentido, una meta y un alto destino: nada menos que el de revolucionar el mundo de los olores; y que sólo él en todo el mundo poseía todos los medios para ello: a saber, su exquisita nariz, su memoria fenomenal y lo más importante de todo, la excepcional fragancia de esta muchacha de la Rue des Marais en cuya fórmula mágica figuraba todo lo que componía una gran fragancia un perfume: delicadeza, fuerza, duración, variedad y una belleza abrumadora e irresistible."

El perfume: historia de un asesino. Patrick Süskind. Planeta, 2001

Anna Karenina

"Soy una mala mujer, una perdida, pero aborrezco la mentira, mientras que mi marido se alimenta de ella -pensaba Anna-. Lo sabe todo, lo percibe todo...Y no obstante, habla con la mayor tranquilidad. ¿Cuáles son sus verdaderos sentimientos? Si hubiese intentado matarme o matado a Vronski, sería más digno de aprecio. Pero no. Prefiere recurrir a la mentira y al fingimiento. No le interesan más que las conveniencias sociales".


Anna
Karénina. Lev Tolstoi. 7ª ed. Madrid: Cátedra, 2003. Letras Universales, vol. 47.

Moby Dick


"La ballena parecía deslizarse presa de un suave júbilo, con grande y veloz tranqilidad. Ni el toro blanco , Júpiter, huyendo a nado con la raptada Europa, cogida a sus cuernos, hacia el cenador nupcial de Creta, ni el propio Jove podrían competir con la magnífica Ballena Blanca nadando como una divinidad".

Moby Dick. Herman Melville. Madrid: Gaviota, 1994. Clásicos Jóvenes Gaviota, vol. 20.

Alicia


"¡Ahora me estoy estirando como el telescopio más grande que ha habido nunca! ¡Adiós, pies!- (pues, cuando los miró le pareció que casi habían desaparecido por lo lejos que estaban)-. ¡Pobres piececitos míos! me pregunto quien os pondrá ahora los calcetines y los zapatos, ¡preciosos míos! ¡yo, desde luego, no! Estaré demasiado lejos para ocuparme de vosotros. ¡Tendréis que apañaroslas lo mejor que podáis!..."

Alicia en el país de las Maravillas. Lewis Carrol. 3ª ed. Madrid: Gaviota, 1986. Colección Trébol

Oliver Twist


"El pobre niño permaneció algún tiempo tendido en un mugriento colchón haciendo esfuerzos para respirar, fluctuando entre la vida y la muerte y acercándose más a la última. Si en aquellos críticos instantes hubiesen rodeado a Oliver cariñosas abuelas, inquietas tías, nodrizas expertas y sabios médicos, sin duda hubiera muerto inexorablemente."

Las aventuras de Oliver Twist. Charles Dickens. Madrid: Gaviota, 1999. Clásicos Jóvenes Gaviota vol. 33

Personajes literarios


La literatura está repleta de personajes que merecen ser recordados por su singularidad y que han sobrevidido al paso del tiempo, formando parte de nuestro imaginario colectivo.
Algunos como Robinson Crusoe nos hacen vivir intensas aventuras en islas lejanas, otros como Drácula o Jean Baptiste Genuille nos aterran, otros como Oliver Twist nos enternecen y otros nos hacen reir a carcajadas como Ignatius Reilly.