Sherlock Holmes

"Su estatura sobrepasaba el metro ochenta, y era tan extraordinariamente enjuto que producía la impresión de ser aún más alto. Tenía la mirada aguda y penetrante, fuera de los intervalos de sopor a que antes me he referido; y su nariz, fina y aguileña, daba al conjunto de sus facciones una aire de viveza y de resolución. También su barbilla delataba al hombre de su voluntad, por lo prominente y cuadrada. Aunque sus manos tenían siempre borrones de tinta y manchas de productos químicos, estaban dotadas de una delicadeza de tacto extraordinarias..."
"Estudio en escarlata". Arthur Conan Doyle. Madrid: El País, 2004. El País Aventuras, vol. 34.
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