Alvaro Valderas Alonso

11:29 Red de Bibliotecas Municipales de León 0 Comentarios


Álvaro Valderas nació en La Bañeza (León -ESPAÑA-) en 1965. Filólogo, está afincado en Panamá, donde ha dado clases en colegios internacionales y universidades privadas. Actualmente, es creativo en una agencia de publicidad y editor asociado de Editorial Fuga. Ha pertenecido a la redacción de varias revistas literarias y ha publicado en otra treintena de ellas, así como en periódicos, radios y televisiones. Ha publicado dos libros de relatos, una novela corta, varios relatos en antologías y recopilaciones. También ha colaborado en libros de texto y en guiones para vídeo y cine. Ha recibido varios premios literarios.

1- ¿Se nace lector o se aprende a leer?

La importancia del entorno, especialmente desde temprana edad, es determinante. Esto no quita para que, de cuando en cuando, nazcan grandes lectores que no tienen la suerte de verse arropados por una biblioteca familiar o, al menos, la costumbre de la lectura entre quienes lo rodean. El caso más típico es el contrario, gente con todos los apoyos imaginables que no termina de cogerle el gusto.

2- ¿Crees que hay una edad para cada libro?

Salvando los casos en que la propia formación es inferior a lo que el libro requiere, o muy superior, no creo que haya una edad. Tampoco la hay para las catedrales ni para los cuadros. Sin embargo, sí es frecuente que exista un momento exacto: como si el libro nos eligiera justo entonces, como si supiera de una manera mágica que lo estábamos necesitando. Todos tenemos alguna asociación de este estilo

3- ¿A qué escritor te gustaría parecerte?
A uno delgado.
En cuanto a la escritura, está claro que ―pese a que todos tenemos influencias, evidentemente― uno nunca se debe parecer mucho a nadie.

4- ¿Nos podrías recomendar un libro?

No es prudente generalizar tanto, recomendar un libro para todo el mundo. Los que más me asombran han recibido críticas horribles.

5- ¿Crees en los bestsellers? ¿Pueden crear adictos a la lectura?

Creo que existen y que son un gran negocio, y que normalmente no tienen nada que ver con la literatura, salvo rarezas. Igual que las telenovelas crean aficionados a la televisión, ellos crean aficionados a la lectura. Las redes sociales de internet y los chats son lectura igualmente, y con muchísimos seguidores. El error estaría en considerar que esa lectura suple, ni siquiera mínimamente, a la literatura seria: son completamente diferentes en intención y construcción. Un best seller se plantea llegar al mayor número de clientes, y eso no se puede conseguir igualando por arriba, sino por abajo, se sacrifica la forma, se simplifican los mensajes para que hasta los más desamparados intelectualmente puedan acceder a ellos, y luego el resultado de esa simplificación se magnifica a través de los medios de comunicación y se generan polémicas irreales para hacer creer que el libro tiene alguna sustancia, cuando no resiste el más mínimo análisis. Lo increíble es que la maquinaria de los superventas haya podido asumir a Tolkien, a Eco y hasta a algunos clásicos, lo que demuestra que sí se podría ofrecer masivamente un producto de calidad, pero que se prefiere, por banalidad editorial, exaltar la cultura para bobos.

6- ¿Crees que los medios audiovisuales ponen en peligro el libro?

No, tal vez a las editoriales, que pasan a ser menos necesarias desde el momento en que un autor puede exhibir su obra en todo el mundo con un esfuerzo mínimo, pero en absoluto a los libros. El acceso a ellos es mucho mayor ahora, y encontramos que cualquier joven se pasa varias horas diarias leyendo (en su ordenador o en su teléfono, generalmente). Lo interesante sería poder canalizar esas ansias lectoras hacia un contenido provechoso, y ahí está el reto.
Las discográficas y las editoriales, centradas en vender el continente y no el contenido, van a tener que renovarse en una época en que el texto o la música pueden correr libremente por la red.

7- ¿Qué opinas de los premios literarios? ¿Son un trampolín para escritores noveles?

En general, no. Quizá tuvieran esa intención al principio, pero no la cumplen ya. Los premios pequeños no avalan nada y los grandes no suelen ser muy libres. De cuando en cuando, es verdad, algún novel se gana la lotería, y eso mantiene la ilusión.

8- Hay quien afirma que se escribe y se lee más que nunca poesía ¿Estás de acuerdo?

En términos totales, es probable, porque la población ha crecido y, en nuestra sociedad, los índices de analfabetismo han disminuido, casi todos han pasado por una escolarización, y el acceso gratuito a la poesía (a través de bibliotecas e internet, por ejemplo) es muy fácil.
Sin embargo, si tomamos en cuenta el porcentaje de gente que sabe leer y escribir en vez de la población total, nos encontramos muy por debajo de otras épocas, donde la poesía estaba presente en el sistema educativo y se utilizaba para enseñar a escribir, era la forma de comunicación masiva habitual (juglares y trovadores, el teatro) y hasta la religión la utilizaba para divulgar su mensaje (como hacía Berceo), de manera que apenas había quien pudiera escapar de ella. Un esfuerzo constante por eliminar las humanidades de los planes de estudio ha logrado apartarla como nunca de nuestras vidas, y es algo que le debemos agradecer a una larga lista de ministros de Educación.

9- ¿Vives la soledad del escritor?¿Necesitas compartir con alguien lo que escribes?

No entiendo muy bien que exista una enfermedad profesional llamada «soledad del escritor», quizá paralela a la lumbalgia de los oficinistas. A muchos escritores que conozco, al contrario, su oficio los motiva a relacionarse en tertulias, congresos, talleres, lecturas públicas, charlas, presentaciones de libros, en fin, buena parte de su vida social les llega a través de la literatura, incluso su grupo de amigos a veces se conforma a través de ese interés común.
La obra artística nace con una intención pública, mayor o menor, y es lo que le da sentido. Salvo en casos de desahogo interior o de pruebas y aprendizaje, escribimos para los demás. Es un desarrollo profesional, como lo puede ser fabricar aparatos de electrónica: se entiende que están dirigidos a un mercado, no tendría mucha lógica producirlos para guardarlos bajo llave en un almacén. Aunque, ocasionalmente, esto puede ocurrir, hay autores que así lo prefieren.

10- Actualmente en qué estás trabajando.

Después de un año muy productivo, en el que he terminado cuatro libros, por el momento estoy trabajando en una tesis sobre literatura panameña y editando autores de ese país.

Sentar la cabeza

Así hizo Margarita, la decapitada, cuando su fantasma regresó para deambular por los infinitos pasillos de la noche del caserón en que viviera, y su ectoplasma, ciego, tan frágil y transparente, tan de doncella malograda, a cada rato se tropezaba con el miembro amputado, en cuyo cabello largo y fino se enredaba los pies, de manera que no lograba reanudar el vuelo sino tras largos trabajos.


Para evitar esta molestia acabó dejándolo sobre una silla, y lo recogía al finalizar su ronda. Ningún hombre, por el mero hecho de casarse, ha logrado hacer lo mismo. En eso las madres se equivocan.

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