La Flor Maravillosa
Caminando por la playa me encontré con Ceniciento que andaba descalzo, desarropado y mugriento.
Era el sobrino de IRRI, un vendedor de pimientos que vivía en el piso trece:
- Tengo un cubo y una pala.- dijo Ceniciento. - Podemos hacer un castillo de arena entre los cuatro.
- ¡Ni hablar!- le respondieron los tres cerditos
De repente apareció Rapunzel que nació en tierras argentinas que dijo:
- Y, ¿cómo complacerían a una mujer como yo? A quien logre convencerme le regalaré esta flor.
Ceniciento pidió ayuda al genio para conquistar a Rapunzel. El genio aburrido dijo:
- Si pides tres deseos, te serán concedidos. No te preocupes por na que pa gustos hay colores.
Ceniciento dijo algo que nadie pudo entender:
- Te prometo lo que soy y lo que quieras ser. Pero es poco lo que doy por tan valiosa mujer. Así que, a partir de hoy de ti quisiera aprender.
Texto: Iván Martínez Martínez
Ilustración: Clara Carracedo García
Era el sobrino de IRRI, un vendedor de pimientos que vivía en el piso trece:
- Tengo un cubo y una pala.- dijo Ceniciento. - Podemos hacer un castillo de arena entre los cuatro.
- ¡Ni hablar!- le respondieron los tres cerditos
De repente apareció Rapunzel que nació en tierras argentinas que dijo:
- Y, ¿cómo complacerían a una mujer como yo? A quien logre convencerme le regalaré esta flor.
Ceniciento pidió ayuda al genio para conquistar a Rapunzel. El genio aburrido dijo:
- Si pides tres deseos, te serán concedidos. No te preocupes por na que pa gustos hay colores.
Ceniciento dijo algo que nadie pudo entender:
- Te prometo lo que soy y lo que quieras ser. Pero es poco lo que doy por tan valiosa mujer. Así que, a partir de hoy de ti quisiera aprender.
Texto: Iván Martínez Martínez
Ilustración: Clara Carracedo García
Biblioteca Municipal Cronista Luis Pastrana
0 comentarios:
Publicar un comentario